Castillo Karlštejn Cerca de Praga, República Checa
Del interior del bosque salieron nueve contornos masculinos que aun en plenas tinieblas se movieron a paso apresurado con pleno conocimiento del terreno que pisaban. Nueve hombres se materializaron en medio del campo. Cuando las sombras de la noche se aligeraron se pudo ver que uno de los hombres tenía los ojos vendados, las manos atadas y era fuertemente aprisionado por dos hombres que lo arrastraron de los brazos sin misericordia. El prisionero gritó de terror y forcejeó intentando escaparse de la garra de sus captores. El grupo se detuvo en el centro del campo formando un círculo de complicidad diabólica. Sin sentimiento alguno, lo forzaron a arrodillarse en el centro del círculo.
Uno de los hombres le dio un puñetazo en la cara y el otro le dio una patada en el abdomen. El prisionero se desgañitó gritando de dolor. Llorando histéricamente, se dobló en posición fetal y se revolcó en el suelo. Los ocho hombres se acercaron simultáneamente al prisionero cerrando el círculo de tortura. Lamentándose de dolor, el viento aulló con mayor fuerza. Uno de los hombres produjo una botella con gasolina, caminó hacia el prisionero y fríamente se la vació en la cabeza. Otro hombre encendió un fósforo y se lo arrojó al prisionero. El desafortunado se encendió instantáneamente y las llamas acompañaron su doloroso grito al cielo.
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